viernes, 4 de septiembre de 2009

LA BUENA SUERTE NO EXISTE



Hace poco cayó entre mis manos un libro sobre la buena suerte, la verdad es que sus reflexiones y su historia me ha hecho reflexionar sobre el tema de la buena suerte y como se aferra a quien la busca y crea las circunstancias para que esta venga.

Tratando de extrapolar el tema de la buena suerte al mundo del fitness, en lo que al entrenamiento se refiere, muchas veces he oído la frasecita:

"que suerte tiene de tener una genética tal o cual",

no fijándose en las horas que entrena, el tiempo que lleva entrenando, su alimentación, su modo de vida (descanso, excesos,...).

Si lo miramos en el mundo empresarial también he oído infinitas veces:

"que suerte tiene fulano, el negocio le va viento en popa"

lógicamente, no nos fijamos en las horas que pasa sin dormir, pensando en su negocio, ni el patrimonio familiar que tiene avalando su inversión.

La verdad es que la suerte es un bien codiciado por todos, la gente juega a la lotería, quinielas, bingos, etc, pero esto es una suerte a secas, una suerte que se debe al azar y que tiene sus probabilidades de que ocurra, pero a lo que me refiero yo es a la suerte que uno se busca, que uno crea.

En el mundo de la gestión de centros de fitness, hasta hace unos años, cualquiera que inaugurase un gimnasio, tenia la "suerte" de contar con un puñado de clientes que deseaban un gimnasio cerca de su casa, o simplemente querían cambiar de gimnasio porque en el que estaban, no encontraban la atención que ellos se merecían (constante problema de los gimnasios). Ahora las magnitudes de las inversiones para competir con las cadenas nacionales e internacionales, hace que el perfil del gerente del gimnasio cambie a una persona emprendedora o inversora con conocimientos empresariales, con lo que el sector se profesionaliza y aumenta su calidad y perfecciona su gestión. Por lo tanto el factor suerte deja de tener fuerza y toma relevancia el trabajo bien hecho:

Un buen trabajo de estudio de mercado, con el conocimiento de la población, nichos de mercado,... una buena planificación de actividades y servicios acorde con la demanda, y una política de precios acorde con los gastos que acarea proporcionar estos servicios.

Tampoco hay que descuidar las labores de formación del personal, con su estructura adecuada de mandos intermedios y responsables, una formación adaptada al tipo de centro que queremos.

Unos procesos bien definidos, con los que poder saber lo que hay que hacer (now how) en todos los ámbitos (servicio y gestión), con el fin de lograr la excelencia en el servicio y la retencion y recomendación de nuestros clientes.

También una buena planificación estratégica con la filosofía Balance Scorecard, con sus indicadores y sus procesos asociados para saber a tiempo real los problemas de nuestra instalación.

Un plan de marketing medible y efectivo, una atención al cliente exquisita, un buen mantenimiento y limpieza de las instalaciones, etc,...


Todo esto son las condiciones para que la buena suerte se alíe con nosotros y nuestro proyecto empresarial. La buena suerte no existe, se manifiesta allá donde el trabajo bien hecho crea las circunstancias para que el negocio funcione.

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